Reino Unido tiene un peso significativo en el mercado inmobiliario español. Según fuentes del Ejecutivo, en España hay entre 800.000 y un millón de propietarios británicos, aunque solo 300.000 son residentes.
Reino Unido tiene un peso significativo en el mercado inmobiliario español. Según fuentes del Ejecutivo, en España hay entre 800.000 y un millón de propietarios británicos, aunque solo 300.000 son residentes. Los británicos, además, son los primeros compradores extranjeros de vivienda: aglutinan el 14% de las operaciones, aunque su peso ha disminuido en los últimos años por la entrada de nuevas nacionalidades y, en menor medida, por el debilitamiento de la demanda a causa de la incertidumbre del Brexit y de la consecuente devaluación de la libra que restó poder adquisitivo a los hogares británicos.
Pero parece que lo peor ya ha pasado. Los expertos creen que la divisa británica ya ha descontado los efectos de la ruptura –que además se hará de forma acordada y paulatina– y destacan que el mercado residencial español sigue gozando de un gran atractivo. Con todo, avisan de que el vigor de la demanda británica dependerá, además, de que se alcancen acuerdos favorables en materia de residencia, sanidad y fiscalidad.
“Las compraventas de vivienda por británicos aflojaron en 2016 a causa de la depreciación de la libra, pero han tenido tres años para acomodarse a su nuevo poder adquisitivo”, señala el consejero delegado de Foro Consultores, Luis Corral, quien descarta nuevas caídas de la libra. “El efecto Brexit con respecto a la divisa está descontando desde hace bastante tiempo”, sostiene. En 2016, año del referéndum, la libra se hundió y perdió un 13,6% de su valor frente al euro, y siguió cayendo, aunque de forma más moderada, entre 2017 y 2019, lo que se reflejó en un descenso de las operaciones. En 2019 llegó incluso a tocar mínimos de una década (1,073 euros) si bien, logró cerrar con un repunte del 6,26% conforme se afianzaba la posibilidad de un Brexit con acuerdo. Lo mismo opina el director de residencial de CBRE, Samuel Población, quien destaca que la “incertidumbre y el desconocimiento” en torno a un posible Brexit duro se han disipado, si bien insiste en que mientras no se sepan las medidas fiscales y de movilidad de personas que se van a aplicar una vez Reino Unido se convierta a todos los efectos en un país tercero, no será posible evaluar con exactitud el impacto del divorcio en el sector residencial. En todo caso, subraya que la evolución de las operaciones dependerá mucho del tipo de cambio y de la fortaleza de la libra respecto al euro.
(Cinco Días. Página 29. 3 columnas)